Sientes que los demás no te entienden.
Piensas que, en realidad, estás sola. Tú sola luchando contra el mundo.
Esto te ocurre porque sientes apego. En concreto, tienes apego hacia: un amor, una familia, un hogar
Crees que una sola persona te va a dar todo lo que necesitas para ser feliz. O que incluso tu familia o tus amigos deberían hacerte feliz en todo momento.
Crees que posees a aquellos a quienes quieres.
“Nunca voy a encontrar una pareja con la que ser feliz”
Ángela, de cuarenta y siete años, se puso en contacto conmigo el pasado otoño y me contó la mayor de sus preocupaciones: “Nunca voy a encontrar una pareja con la que ser feliz”.
Cuando Ángela empezó a hablar conmigo, ella creía que la única manera en que podía llegar a ser feliz era poseyendo a otra persona. A su Persona Ideal.
Si la encontraba, lo harían todo juntos, esa otra persona le aportaría compañía y comprensión y la ayudaría en cada paso de la vida.
Lo que Ángela estaba pidiendo era un Objeto, es decir, algo que se puede poseer, y no un Sujeto, es decir, alguien que libremente te ama.
Le expliqué que las cartas me decían cómo su pensamiento estaba en estos momentos borroso y oscuro, cercano al control y cerrado a todo lo que no fuera ella misma.
En el momento en que realizó las acciones necesarias para abrir su mente, fue cuando la carta del juego y de la muerte apareció: las dos cartas que te muestran que un gran cambio se va a producir en tu vida.
En ese momento fue cuando Ángela encontró a esa persona, a su amor, que la va a cuidar el resto de su vida.